COMO SERÍA EL CONCEJAL IDEAL

Sí suponemos la vocación política por encima de la laboral y la honestidad personal que se debe demostrar, un concejal debe ser alguien capaz de gestionar desde el ámbito político cuestiones que le obligarán a realizar un doble ejercicio de comunicación, con la ciudadanía, para valorar sus demandas y necesidades, así como con los técnicos municipales a fin de adaptar los recursos disponibles a los proyectos políticos que se deseen poner en marcha.

Quienes estén al frente de una concejalía tienen que tener la claridad de ideas suficiente para establecer los límites entre lo político y electoralista.

El concejal debe ser alguien cercano. Estar disponible personalmente  para escuchar, para atender a quienes algo tienen que decir y para dar respuestas -respuestas sin demagogia- a la sociedad.
 
El concejal debe ser, sobre todo, demócrata. Debe ser  el representante más cercano y el que con mayor inmediatez ha de evacuar soluciones- debe ser de una permamente actitud de fluidez en su grado de comunicación con el resto de concejales del gobierno o la oposición municipal, de forma que las decisiones que adopte cuenten con la mayor participación y apoyo posible, liberándose de la guerra partidista que tanto enlentece a veces lo público.

Desde Castroconfidencial sabemos que existe una institución en la que quien ama la Política puede disfrutar de ella, el Ayuntamiento. Pero, también sabemos que en nuestro ayuntamiento hay algunos concejales que acuden movidos por su apetencia personal, su necesidad laboral o unas aspiraciones políticas ajenas al nivel de servicio que el municipalismo exige.

Las declaraciones del Alcalde para SER CASTRO y lo escuchado en el Pleno no dan lugar a la duda. Esperamos la disculpa del Señor Alcalde y no sus excusas. De las declaraciones del concejal número 11 no vamos a hacer mención puesto que no hay por donde cogerlas, ni con pinzas.  Lo que si podemos decir es que el señor Barco está imputado por presuntamente atentar contra el honor y la imagen de una ciudadana de Castro Urdiales. Por lo que sus palabras de respeto a la veracidad carecen de significado.