CASTRO SE INUNDA. ¿LE IMPORTA ALGO A LA CORPORACIÓN MUNICIPAL?

 

 


 En mayo de 2018, hace cuatro años ya, comenzaron las obras de recogida de aguas pluviales en las calles Venancio Bosco y Bajada del Chorrillo. Mientras se estaban realizando, antes que finalizaran, pusimos en manos del ayuntamiento el vídeo de abajo, que mostraba claramente que los imbornales que habían instalado eran muy raquíticos para canalizar una avalancha mediana de agua. No digamos ya una grande. Nadie hizo caso porque, “¿sabéis vosotros más que los técnicos que lo han proyectado?”. Después de cuatro años y unas cuantas inundaciones en esa zona, parece que sí, que sabemos más. Hoy han sido suficientes 17 litros por metro cuadrado para dejar en evidencia a quien proyectó la obra y a quien no escuchó las objeciones, basadas en pruebas gráficas.



El razonamiento era muy sencillo y, además, sustentado en la prueba gráfica que adjuntamos: el agua superaba claramente los imbornales. Era julio de 2018, aún se estaba a tiempo de corregir la situación. Nadie quiso hacerlo y el resultado lo estamos padeciendo desde entonces. Se han despilfarrado caudales públicos y no se ha solucionado el problema.

 




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 Sabemos que nuestras propuestas, una vez más, caerán en saco roto. Igual que sabemos que esas zonas se inundarán una y otra vez hasta que se realicen las obras adecuadas para la resolución del problema.

El gobierno autonómico prometió en 2016 que acometería las obras necesarias para controlar las avenidas de agua en la calle Silvestre Ochoa y en el polideportivo Peru Zaballa. Seis años después, continuamos esperando. Como todas las demás promesas que ha hecho el gobierno autonómico en lo referido a proporcionar obras, dotaciones y servicios a la población de Castro.

Esta tarde se ha vuelto a producir el enésimo esperpento de Castro inundado en los lugares recurrentes: N634 a la altura de la gasolinera de Brazomar, rotonda de la gasolinera de San Francisco, calle Santander, calle Silvestre Ochoa, polideportivo Peru Zaballa, …… Además, también se ha tenido que rescatar a los ocupantes del ascensor de Santa Catalina -que iba a ser invulnerable después de las últimas obras-, se han inundado las ruinas romanas del Ágora y ha sido necesario abrir el paraguas en el interior del polideportivo Peru Zaballa, ése que estuvo año y medio en obras. Lo de este polideportivo produce sonrojo y vergüenza ajena, ya que los culpables de esa situación parecen no conocer ese estado de ánimo.

En todos los lugares mencionados es preciso acometer obras para eliminar estos contratiempos periódicos. Para más inri, no son obras especialmente complicadas desde el punto de vista técnico ni requieren mucha inversión. La balsa que se forma en la N634, a la altura de la gasolinera de Brazomar, no es muy difícil de eliminar. La carretera está más alta que el nivel del río, incluso en pleamar. Por tanto, no sería muy difícil facilitar que el agua que siempre se embalsa llegara al río si tuviera un aliviadero lo suficientemente grande y siempre limpio. No como, desgraciadamente, ocurre con los imbornales de esa zona. Son los de abajo, con fotos tomadas el 9 de noviembre de 2019.




La inundación cotidiana de la rotonda de San Francisco y la calle Santander proviene de las escorrentías de las calles Venancio Bosco y Bajada del Chorrillo. Y se producen porque las obras en ellas están mal diseñadas y peor ejecutadas:

1.    Las obras se licitaron en 179.386 € y se adjudicaron en 109.021 €, es decir, un 39 % más baratas. Lo habitual en esa ciudad. Así resultan después.
2.    Los imbornales son raquíticos, 0,047 m2. Totalmente insuficientes, como se ve en el vídeo, para recoger la mayor parte del agua.
3.    Las tuberías de recogida de aguas pluviales tienen una sección de 315 mm, a todas luces insuficientes para conducir el agua que recogen en una tromba. Y eso que solo recogen una pequeña parte de lo que cae.
4.    Son necesarias dos rejillas transversales, de acera a acera y de, al menos, 30 centímetros de anchura, en la parte inferior de la calle Venancio Bosco y a la altura de doña Croqueta, en la calle bajada del Chorrillo. Con barras también transversales para no poner en peligro a quien transite en bicicletq por ahí.

5.    Y, por fin, hay que considerar que su desembocadura, en el tubo subterráneo del regato Aranzal, no sea la más adecuada. En una tromba de agua, dicho regato también habrá colmatado el tubo que lo conduce hasta el puente de tabla de la plaza del matadero y puede que no permita desaguar lo que baja de Venancio Bosco y Bajada del Chorrillo.

El sábado por la tarde se inundó Castro en todos los lugares habituales y en alguno nuevo. No es la primera vez que pasa ni la segunda ni la tercera ni ….. Es un acontecimiento recurrente que ya pasaba hace 5 años, y hace diez, y hace quince, y hace veinte, y hace ….. Y ocurre dos o tres veces cada año. Por tanto, multipliquen. La cifra de veces que Castro se ha inundado es ciertamente elevada.

Antes que un teatro que Castro no se puede permitir, son necesarias multitud de obras para solucionar problemas como éste. ¿Qué le parecería a la corporación local, equipo de gobierno y oposición, juntar esfuerzos al alimón para poner en funcionamiento total el polideportivo de Sámano? Por ejemplo.


Castro Urdiales, 15 mayo 2022


 ENCUENTRO/UZTARKETA


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