A todos los conductores de la A-8

Reproducimos literalmente artículo de opinión de un conductor anónimo:

En honor a todos los conductores que ayer hicieron un alarde de paciencia al soportar interminable horas en la carretera (A-8 y N-634) dirección Cantabria a raiz de los accidentes producidos en Muskiz y Saltacaballos.


Y en especial a mi mujer, que tras una jornada laboral de 12 horas de pié con un descanso de 30 minutos para comer, consiguió llegar a casa (luego a algunos se les llena la boca hablando de reforma laboral y jornadas de 35 horas, casualmente a los mismos patronos forrados hasta las cejas por su titularidad en multitud de empresas, a los mismos sindicalistas subidos al carro de los 3.000 euros/mes de salario cuyos sindicatos se llenan los bolsillos con las millonarias subvenciones del gobierno y así, en connivencia poder desterrar la palabra “huelga general”, y a los mismos politicuchos (diputados, senadores, presidentes de comunidad, alcaldes,….) que no se apean de los 6.000 euros/mes mientras sopesan elevar la edad de jubilación a los 67 años cuando ellos ven garantizado el 100% con 7 años de curro y otros paises retiran a sus gentes con 60 (“ya somos europeos para algunas cosas”).


Pero volviendo al tema, y en honor a los conductores, desde aquí, me cago:
Me cago en todos los “H. de P.” (con todo el respeto “a mi parecer” a esta honorable profesión) que ayer os faltaron al respeto, desde aquellos que por su ineptitud habían sido nuevamente incapaces de prever, pasando por aquellos que por su ineptitud fueron incapaces de dar las órdenes oportunas, y llegando hasta aquellos que por su ineptitud fueron incapaces de resolver “in situ” el problema.


Me cago en todos los “H. de P” que ayer fueron incapaces de prever la necesidad de un carril reversible en la A-8, en los que fueron incapaces de dar las órdenes para establecer un carril reversible en la A-8, y en los que fueron incapaces de joderse el traje de faena bajo la lluvia para dar fluidez a la A-8.


Me cago en todos los “H. de P.”, vagos y maleantes a los que hoy no se les va a caer la cara de vergüenza, a los que hoy ni por asomo se les pasará por la cabeza dimitir (entre otras cosas porque en este País de mierda ni se conoce esa palabra ni se exige su cumplimiento) y en definitiva, me cago en todos los que mañana seguirán “chupando de la piragua” hasta el próximo accidente, emborrachándonos en el olvido de las anchoas y los sobaos de su efímera “Cantabria Infinita”.